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Apertura del Sínodo Patriarcal 2021

Patriarca Maronita: «Como Iglesia no podemos quedarnos callados o de brazos cruzados ante los agravios»


Patriarca Maronita, Maronite Patriarch
Su Beatitud Bechara Pedro card. Rai dando la bienvenida. Crédito de la foto: bkerki.org

Por: Staff de comunicación de Bkerke


Cada año se lleva a cabo el Sínodo Patriarcal Maronita, en donde todos los obispos maronitas, junto con su Patriarca, se reúnen en oración y llevan colegiadamente decisiones y acciones de gobierno para la Iglesia Maronita.


Suele abrirse con unos ejercicios espirituales que en esta ocasión están siendo dirigidos por el padre Fadi Tabet, M.L.M., rector del Santuario Nacional de Nuestras Señora del Líbano (Harissa).


Su Beatitud Bechara Pedro cardenal Rai, Patriarca de Antioquía y de todo el Oriente, dirigió las siguientes palabras de bienvenida a los padres sinodales:


Hermanos míos, honorables arzobispos metropolitanos, venerables padres:
1. Me alegra darles la bienvenida, pues han llegado aquí del Líbano, del territorio patriarcal y de los países de la expansión. Juntos, damos gracias a Dios por reunirnos en estos ejercicios espirituales anuales, los cuales hemos de vivir en oración, en meditación, en espíritu de conversión a uno mismo ante Dios, en arrepentimiento, y hemos de cambiar lo necesario en nuestra vida, en nuestra conducta y en nuestra forma de hacer. Llevamos en nuestras oraciones a nuestros hermanos, los obispos que no pudieron participar con nosotros por edad avanzada, enfermedad u otras razones de peso, así como a nuestros sacerdotes, monjes, monjas y todos los hijos e hijas de nuestras diócesis.
En estos ejercicios, nos preparamos para discutir el trabajo del Santo Sínodo a lo largo de la próxima semana, y para tomar las medidas, decisiones y recomendaciones necesarias en un espíritu de responsabilidad, imparcialidad y cooperación fraterna y eclesial.
2. Con ustedes, saludamos la presencia del director espiritual de estos ejercicios, nuestro querido padre Fadi Tabet, misionero libanés maronita, que nos dará las pláticas del retiro. Ha elegido como guía del tema general el título «¿Dónde está mi iglesia?», que reflexionará a la luz de los principios teológicos, espirituales y eclesiásticos de la realidad de nuestra Iglesia maronita en los países donde tiene presencia, de su lugar que ocupa en el cuerpo de la Iglesia católica, de su asociación con la Iglesia universal y su cabeza visible, Su Santidad el Papa Francisco, por quien pedimos para que Dios prolongue su pontificado y le cumpla sus intenciones por el bien de la Iglesia.
En este contexto, el padre director se ocupará de los asuntos espirituales, pastorales, sociales y nacionales, especialmente en el Líbano y los países del territorio patriarcal. Revelará casos de miseria, pobreza, ansiedad y migración como resultado de guerras, desplazamientos e inestabilidad política, crisis económica, financiera y existencial, y explicará la necesidad de organizar el servicio de amor social con solidaridad, cooperación e integración.
Gracias, venerable padre director de los ejercicios, por poner en nuestras manos las siete meditaciones del retiro impresas para facilitarnos el seguimiento y ayudarnos a reflexionar en los espacios designados para el silencio, la meditación y la oración. También le agradecemos por sugerirnos los puntos de reflexión al final de cada meditación, para deliberar durante las sesiones de diálogo de la mañana según el programa de los ejercicios.
3. Nuestro pueblo nos estará esperando durante estas dos semanas, y no les queda esperanza ni confianza salvo en la Iglesia, después de perderlas en la comunidad política y sus funcionarios. Esto es normal, pues surge como el resultado de sucesivos contratiempos y decepciones. Para nosotros, esta amarga realidad moral no constituye una mera condena, sino que constituye un deber para nosotros de compensar —a través de nuestras instituciones, nuestras tierras y nuestra organización al servicio del amor y del desarrollo social—, el incumplimiento del Estado y de los responsables de la ciudadanía y de cada ciudadano.
Nuestro Señor Jesús que «hizo del hombre su camino», como escribió el Papa Juan Pablo II en su primera encíclica «Redentor del hombre» (4 de marzo de 1979), también lo hizo «el camino de la Iglesia» (párr. 14). Es el primer camino que el hombre debe recorrer para el cumplimiento de su misión, y es el camino principal que hizo Cristo, camino que pasa siempre por el misterio de la encarnación y de la redención.
4. Como Iglesia no podemos quedarnos callados o quedarnos de brazos cruzados frente a las injusticias políticas, sociales y vitales que sufren nuestro pueblo al privarlo de alimentos y medicinas, el más básico de sus derechos, especialmente las oportunidades para trabajar en las tierras de su país, y de vivir con dignidad. El grupo político y sus funcionarios lo han convertido en un pueblo mendigo, privado del empleo y de los medios de vida fruto del sudor de su frente, hasta llegar al grado que la mitad del pueblo libanés se encuentra en situación de pobreza.
Nuestra Iglesia está llamada a «armarse de valor y dar voz a los de sin voz, recordando siempre el grito del Evangelio en defensa de los miserables, los amenazados, los despreciados y los privados de sus derechos humanos» (San Juan Pablo II, Encíclica Evangelio de la vida, 25 de marzo de 1995, 5).
5. Por la gracia divina iniciamos nuestros ejercicios espirituales, esperando en ellos los abundantes frutos de las riquezas del divino tesoro.
¡Gracias por escuchar!

Con estas palabras se dio como inaugurado el Sínodo Patriarcal Maronita 2021 en Bkerke.


 

Fotos (crédito: bkerki.org)


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