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«Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que Yo soy»

San Agustín (354-430)

Obispo de Hipona (África del Norte) y Doctor de la Iglesia

Sermones sobre el evangelio de San Juan, n. 28



“Aún no había llegado su hora”

“La fiesta judía de los Tabernáculos estaba cerca. Entonces sus hermanos le dijeron: Sal de aquí y vete a Judea para que también tus discípulos vean las obras que haces... Jesús les dijo: Mi tiempo no está aquí, pero el tiempo siempre es propicio para vosotros” (Jn 7: 2-3.6)… Jesús respondió así a los que le aconsejaban buscar la gloria: “Aún no ha llegado el tiempo de mi gloria”. Fíjate en la profundidad de este pensamiento: lo empujan a buscar la gloria pero él quiere que la humillación preceda a la exaltación; es a través de la humildad que quiere seguir su camino hacia la gloria. Los discípulos, que querían sentarse uno a su derecha y el otro a su izquierda (Mc 10,37), buscaban también la gloria humana: miraban sólo hacia el final del camino sin considerar el camino que debía conducir a eso. Por eso el Señor les recordó el verdadero camino para que llegaran a la patria como se debe hacer. Nuestra patria está en lo alto, pero el camino hacia ella es bajo. La patria es la vida de Cristo, el camino es su muerte. La patria es donde mora Cristo, el camino es su Pasión…


Así que tengamos corazones rectos, el tiempo de nuestra gloria aún no ha llegado. Escuchémosle hablar a los que aman este mundo, como a los hermanos del Señor: “Vuestro tiempo siempre es el adecuado, el nuestro aún no ha llegado”. Seamos lo suficientemente audaces para decir esto también. Nosotros que somos el Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, que somos sus miembros, que gozosamente lo reconocemos como nuestra cabeza: repitamos estas palabras ya que es para nosotros que él se dignó pronunciarlas en primer lugar. Cuando las personas que aman al mundo se burlan de nuestra fe, digámosles: “Tu tiempo siempre es el correcto, el nuestro aún no ha llegado”. De hecho, el apóstol Pablo nos ha dicho: “Estás muerto y tu vida está desde ahora escondida con Cristo en Dios”. ¿Cuándo llegará nuestro momento? “Cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste, entonces también vosotros seréis manifestados con él en gloria” (Col 3, 3).


“Nuestra vida está escondida con Cristo en Dios”. Durante el invierno uno bien podría decir: este árbol está muerto, una higuera, por ejemplo, un peral o algún otro árbol frutal. Durante todo el invierno parece estar privado de la vida. Pero el verano proporcionará pruebas y nos permitirá juzgar si está vivo. Nuestro propio verano es la revelación de Cristo.


Texto biblico


Después de esto caminaba Jesús por Galilea, pues no quería andar por Judea, ya que los judíos lo buscaban para matarlo. Pronto iba a ser la fiesta judía de los Tabernáculos. Entonces le dijeron sus hermanos:

—Márchate de aquí y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces, porque nadie hace algo a escondidas si quiere ser conocido. Puesto que haces estas cosas, muéstrate al mundo.

Ni siquiera sus hermanos creían en él. Entonces, Jesús les dijo:

—Mi tiempo aún no ha llegado, pero su tiempo siempre está a punto. El mundo no puede odiarlos, pero a mí me odia porque doy testimonio de él, de que sus obras son malas. Ustedes suban a la fiesta; yo no subo a esta fiesta porque mi tiempo aún no se ha cumplido.

Él dijo eso y se quedó en Galilea. Pero una vez que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él también subió, no públicamente sino como a escondidas.

Los judíos le buscaban durante la fiesta y decían:

—¿Dónde está ése?

Y la gente hacía muchos comentarios sobre él. Unos decían:

—Es bueno. Otros, en cambio:

—No, engaña a la gente.

Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de él por miedo a los judíos.


(Evangelio según san Juan 7, 1-13)



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