Santa Teresa de Calcuta (1910-1997)
fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
Algo Hermoso para Dios
No deberíamos contentarnos con dar dinero. El dinero no es suficiente porque siempre se puede encontrar. Son nuestras manos las que los pobres necesitan para recibir ayuda; son nuestros corazones los que necesitan ser amados. La religión de Cristo es una religión de amor, de amor contagioso.
Las personas que se proponen una vida cómoda sin duda tienen sus motivos. Quizás lo hayan adquirido con su trabajo. No estoy molesto por eso; sólo por los residuos, por aquellos que tiran a la basura lo que podría sernos útil.
La dificultad es que muy a menudo los ricos –o incluso aquellos que se encuentran en una situación económica acomodada– no saben realmente lo que significa ser pobre. Por eso podemos perdonarlos porque el conocimiento sólo puede conducir al amor y el amor al servicio. Es porque no los conocen que no les conmueven.
Intento dar a los pobres mediante el amor lo que los ricos pueden adquirir con el dinero. Es cierto que no tocaría a un leproso ni por un millón, pero lo cuido de buena gana por amor de Dios.
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