San Beda el Venerable (c.673-735)
monje, Doctor de la Iglesia
Homilías sobre los Evangelios
“Mientras él estaba a la mesa en la casa, muchos recaudadores de impuestos y pecadores vinieron y se sentaron con Jesús y sus discípulos”. Tratemos de entender lo que se nos dice aquí a un nivel más profundo. Mateo no ofreció simplemente una comida material al Señor en su hogar terrenal sino, más importante aún, preparó una fiesta en la casa de su corazón a través de su fe y amor como el que dio testimonio, diciendo: “Yo estoy en el puerta y llamo: si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3, 20).
Nuestro Señor sí está a la puerta y llama cuando hace que nuestro corazón esté atento a su voluntad, ya sea por las palabras de los maestros o por una inspiración interior. Abrimos nuestra puerta al sonido de su voz cuando aceptamos libremente sus enseñanzas, ya sean interiores o exteriores, y cuando, después de comprender lo que debemos hacer, las llevamos a cabo. Y entra a compartir nuestra comida, él con nosotros y nosotros con él, porque habita en el corazón de sus amigos, gracias a su amor, para alimentarlos constantemente con su propia mano a la luz de su presencia. Así él hace que sus deseos aumenten gradualmente mientras él mismo se alimenta de su ferviente deseo por el cielo como si fuera el alimento más delicioso.
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