Mártires Massabki: Francisco, Abde El Mo'ti y Rafael
Por: P. Yuhanna Azize (cortesía del Padre Yuhanna y de maronitas.org)
Los hermanos Massabki, Francisco, Abdel El Moati y Rafael, fueron mártires maronitas, asesinados en Damasco en 1860 en el marco de un dramático levantamiento anticristiano en Siria y Líbano entre abril y julio de ese año, en el que se destruyeron más de sesenta pueblos en el Shouf y el Matn. Alrededor de 2.600 cristianos fueron masacrados en Deir El-Qamr con la connivencia, si no la ayuda, de las autoridades turcas (otomanos). Se calcula que unos 12.000 cristianos fueron asesinados en Líbano y 11.000 en Siria.
Los celos económicos fueron quizás la principal razón de las masacres: los cristianos eran percibidos como inmerecidamente ricos, y se beneficiaban en tierras musulmanas mientras muchos de los musulmanes vivían en la pobreza. Además, en 1856, el Imperio Turco había levantado muchas restricciones legales a los cristianos. Muchos musulmanes sintieron envidia simplemente porque los cristianos ya no estaban oprimidos en el mismo grado que antes. Este resentimiento puede haber sido al menos un factor que contribuyó a la matanza de los Massabki, que pertenecían a una prominente y rica familia siria. Aunque eran estimados por su piedad, su riqueza y su voluntad de ayudar a los pobres y a los necesitados, estas virtudes podían enfurecer, más que apaciguar, a un envidioso.
De los hermanos Massabki, Francisco y Abdel Moati estaban casados y tenían hijos. Rafael, el más joven, que al parecer no estaba bien, permanecía soltero. Tenían otro hermano, el sacerdote P. Abdallah, que no estaba con ellos en el momento de sus martirios. De los hermanos, Francisco era el más conocido. Era un hombre generoso y un exitoso comerciante de seda, famoso tanto en el Líbano como en Siria. Representaba al Patriarca Maronita cuando Su Beatitud necesitaba hacer gestiones en Siria. Los tres eran conocidos por la cantidad de tiempo y el fervor que dedicaban a la oración. Realizaban gran parte de su labor caritativa desde el monasterio franciscano de Damasco.
Cuando en 1860 comenzaron los ataques y las masacres de los musulmanes en Damasco y de los drusos en partes del Líbano, los musulmanes incendiaron el barrio cristiano de Damasco, y los hermanos, junto con una gran multitud de cristianos, se refugiaron en el monasterio franciscano. Allí rezaron y celebraron por última vez los Misterios del Perdón (confesión) y la Eucaristía.
Mientras Francisco estaba solo en la iglesia, arrodillado y rezando ante la estatua de Nuestra Señora de los Dolores, se llenó de una esperanza sobrenatural. Pasada la medianoche, una banda de alborotadores musulmanes armados irrumpió en el monasterio. Los cristianos estaban aterrorizados: algunos consiguieron huir y otros se escondieron.
Los asesinos le dijeron:
«El jeque Abdallah nos ha enviado para salvarte de la muerte; a ti, a tus hermanos, a tus familias y a todos los que dependen de ti para su protección, con la condición de que reniegues de tu fe y te conviertas al Islam».
Francisco respondió valientemente:
«El jeque Abdallah puede robarme el dinero que le presté, también puede quitarme la vida; pero de mi fe, nadie puede hacerme renegar. Soy un cristiano maronita y en la fe de Cristo moriré. Como mandó nuestro Señor Jesús, no tememos a los que pueden matar el cuerpo».
Esto era una referencia a Mateo 10, 28 donde Nuestro Señor enseñó:
«Y no teman a los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma, sino teman más bien al que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno».
Cuando Francisco comenzó a rezar, lo masacraron con espadas y puñales. Había prestado al jeque ochocientas mil libras. Era una gran fortuna en aquellos días.
Abdel Moati fue apresado en la puerta de la capilla y se le dijo que renegara de su fe para salvar su vida. Pero con voz clara y firme, dijo:
«Soy cristiano, mátenme, estoy listo».
Rafael fue encontrado y recibió la misma orden: convertirse o morir. Cayó de rodillas en oración. Ambos, al igual que su hermano, fueron degollados. Más tarde fueron enterrados junto con los sacerdotes franciscanos que también habían sido martirizados. Pero Cristo coronó su martirio.
El 10 de julio de 1860, su Santidad el Papa Pío IX los declaró Venerables. El 10 de octubre de 1926 fueron beatificados. La campaña para su beatificación fue encabezada por la carta del Arzobispo Bechara Al Chemaly de Damasco al Papa Pío XI, señalando que sería una fuente de gracia para la comunidad de Damasco, y podría ayudar a revivir la vida cristiana en los corazones de los fieles orientales.
El 7 de octubre de 1926, Su Santidad Pío XI proclamó la beatificación de los tres hermanos, diciendo:
«Por el poder de estas líneas nombramos 'Mártires Santísimos' a los siervos de Dios: Francisco, Abdel Moati y Rafael Massabki, Maronitas de Damasco (...) y por la presente permitimos la exposición de sus reliquias ante todos los devotos, y la celebración, en su día de recuerdo, de la Liturgia de los Mártires».
Su fiesta es el 10 de julio. La causa de su canonización está en curso.
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