San Anselmo (1033-1109)
monje, obispo, doctor de la Iglesia
Señor, ¿cuánto tiempo será? (Sal 6,4). ¿Hasta cuándo, Señor, nos olvidarás? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de nosotros? (Sal 12,2). ¿Cuándo nos mirarás y nos escucharás? ¿Cuándo iluminarás nuestros ojos y nos mostrarás tu rostro? ¿Cuándo volverás a nosotros? Míranos, Señor, escúchanos e ilumínanos, muéstranos tú mismo. Devuélvenos el bien de tu presencia entre nosotros, cuya vida es tan fatigosa sin ti. Ten piedad de nuestros esfuerzos y de nuestra lucha hacia ti, porque no podemos hacer nada sin ti. Ya que nos invitas, por lo tanto, ayúdanos.
Te ruego, oh Señor, no me dejes suspirando de desesperación; pero déjame respirar esperanza... Que al menos se me permita vislumbrar la luz, incluso desde lejos, incluso desde las profundidades del infierno. Enséñame a buscarte, y cuando te busque, muéstrate a mí, porque no puedo buscarte a menos que me guíes, ni puedo encontrarte a menos que tú me muestres. Te buscaré al desearte y te desearé al buscarte, te encontraré al amarte y amarte al encontrarte.
Texto bíblico
Al oír los fariseos que la multitud comentaba esto de él, los príncipes de los sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para prenderlo. Entonces Jesús les dijo:
—Aún estaré entre ustedes un poco de tiempo, luego me iré al que me ha enviado. Me buscarán y no me encontrarán, porque donde yo estoy ustedes no pueden venir.
Se dijeron los judíos:
—¿A dónde se irá éste que no podamos encontrarlo? ¿Se irá tal vez a los dispersos entre los griegos y enseñará a los griegos? ¿Qué significan estas palabras que ha dicho: «Me buscarán y no me encontrarán», y «donde yo estoy ustedes no pueden venir»?
(Evangelio según san Juan 7, 32-36)
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