San Juan Crisóstomo (c.345-407)
sacerdote en Antioquía luego obispo de Constantinopla, Doctor de la Iglesia
¿Quieres que te muestre los caminos de la conversión? Son numerosos, variados y diferentes, pero todos conducen al cielo. El primer camino de conversión es la condenación de nuestras faltas. “Tú mismo empiezas diciendo tus faltas para ser justificado”. Y es por eso que el profeta dijo: "Dije: 'Confieso mis faltas al Señor', y tú quitaste la culpa de mi pecado". (Sal 32, 5) Así que tú mismo condenas las faltas que has cometido, y eso bastará para que el Maestro te escuche. Porque el que condena sus faltas tendrá más miedo de volver a caer en ellas.
Hay un segundo camino, que no es inferior al primero. Es que no guardemos rencor a nuestros enemigos, que superemos nuestra ira para perdonar las ofensas de nuestros compañeros de servicio, pues así obtendremos el perdón de las que cometamos contra el Maestro. Esa es la segunda manera de obtener la purificación de nuestras faltas. El Señor dice: “Si perdonas las faltas de los demás, tu Padre celestial perdonará las tuyas”. (Mt 6,14)
¿Quieres conocer el tercer camino de conversión? Es la oración diferente y atenta en el fondo de vuestro corazón. El cuarto camino es la limosna; tiene un poder considerable e indecible. Entonces la modestia y la humildad no son medios inferiores para destruir los pecados de raíz. Tenemos al publicano como testigo; No podía proclamar sus buenas obras, pero las reemplazó todas con la ofrenda de su humildad, y así descargó la pesada carga de sus faltas (Lc 18, 9s).
Te hemos mostrado cinco caminos de conversión... Así que no te quedes inactivo, pero utiliza todos estos caminos cada día. Son caminos fáciles, y no puedes usar tu miseria como pretexto.
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