San Gregorio Nacianceno (330-390)
Obispo y Doctor de la Iglesia
Hogareño para la Fiesta de Pascua; PG 36, 624
Algunas personas se quedan perplejas ante las marcas de la Pasión en el cuerpo de Cristo y se preguntan: “¿Quién es este rey de gloria?” (Sal 24 [23],8). Respóndeles que es el Señor fuerte y poderoso en todo lo que ha hecho y hará. Muéstrales la belleza del manto que lleva el cuerpo doliente de Cristo, enjoyado por la Pasión y transfigurado por el fulgor de la divinidad, el manto de gloria que ofrece el objeto más hermoso y más digno de amor del mundo. ¿El hecho de que se humilló por vosotros lo hace pequeño? ¿El hecho de que él, el Buen Pastor que dio su vida por su rebaño (Jn 10,1), que vino a buscar la oveja perdida y, cuando la encontró, la puso sobre los hombros suyos que la habían llevado? la cruz por ella, y que, habiéndola hecho volver, la colocó entre las ovejas fieles que habían quedado en el redil (Lc 15,4s): ¿lo hace esto despreciable? ¿Piensas menos de él porque se ciñó con una toalla de lino para lavar los pies de sus discípulos, mostrándoles así que la manera más segura de ser exaltado es humillarse uno mismo? (Jn 13,4; Mt 23,12). Porque, volviendo su alma a la tierra, se humilla para levantar con él a todos los que están oprimidos bajo el peso del pecado. ¿Lo vas a culpar por haber comido con publicanos y pecadores para su salvación? (Mt 9,10).
Conoció el cansancio, el hambre, la sed, la angustia y las lágrimas según la ley de nuestra naturaleza humana. Sin embargo, como Dios, ¿qué no hizo?. Necesitamos un Dios hecho hombre, que haya tomado la naturaleza mortal, si hemos de vivir. Hemos compartido su muerte purificadora; por su muerte nos hace partícipes de su resurrección; a través de su resurrección nos permite compartir su gloria.
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