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El Papa inaugura el Sínodo: no es una convención eclesial sino un acontecimiento de gracia

Actualizado: 22 oct 2021

Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión

En la misa de apertura del viaje sinodal en la Basílica de San Pedro, Francisco instó a escuchar para encontrar al Señor y a los demás, sin silenciar el corazón ni encerrarse en las certezas.

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Misa de apertura del Sínodo. Crédito de la foto: vaticannew.va

Por: Debora Donnini


Ciudad del Vaticano (10 de octubre de 2021).—¿Estamos dispuestos a "emprender la aventura del viaje" compartiendo las vicisitudes de la humanidad o preferimos refugiarnos en las excusas de "no hace falta" o "siempre se ha hecho así"? Esta es la pregunta que hizo el Papa durante la misa de apertura del Sínodo sobre la Sinodalidad, en la Basílica de San Pedro. Estuvieron presentes unas 3.000 personas, entre cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos. Encontrar, escuchar, discernir son los tres verbos que Francisco ofrece a la reflexión de la Iglesia como brújula, al inicio de este camino sinodal, recordando que hacer el Sínodo significa caminar juntos por el mismo camino. La mirada se dirige a Jesús que, en el Evangelio que propone la Liturgia de hoy, sale al encuentro del rico, escucha sus preguntas y le ayuda a discernir.


La Palabra nos abre al discernimiento y lo ilumina. Guía al Sínodo para que no sea una "convención", una convención eclesial, una conferencia de estudio o un congreso político, para que no sea un parlamento, sino un acontecimiento de gracia, un proceso de sanación guiado por el Espíritu. En estos días Jesús nos llama, como hizo con el rico del Evangelio, a vaciarnos, a desprendernos de lo mundano, y también de nuestras cerrazones y de nuestros modelos pastorales repetitivos; a preguntarnos qué quiere decirnos Dios en este tiempo y en qué dirección quiere llevarnos.


No son máscaras de las circunstancias sino expertos en el arte del encuentro


Al igual que Jesús, sin inmutarse, se dejó interrogar por la inquietud del rico, que preguntaba qué hacer para tener la vida eterna, los cristianos están llamados a "hacerse expertos en el arte del encuentro", no en organizar "eventos" ni en hacer "reflexiones teóricas sobre los problemas". Jesús -añadió- no tenía prisa, sino que estaba siempre al servicio de la persona que encontraba para escucharla. Por ello, es necesario dejar espacio a la oración, a la adoración, al encuentro con el Señor, a lo que el Espíritu quiere decir a la Iglesia para dejarse interpelar por la historia de los demás. En lugar de "refugiarnos en relaciones formales o llevar máscaras de circunstancias", el encuentro nos sugiere nuevos caminos a seguir, haciéndonos salir de "hábitos cansados" para ser capaces de "verdaderos encuentros con Él y entre nosotros", "sin maquillajes".


Hoy, después del Ángelus, recibiré a un bonito grupo de personas de la calle que se han reunido simplemente porque hay un grupo de personas que van a escucharlos, sólo a escucharlos. Y a partir de la escucha han conseguido empezar a caminar.


No insonorices tu corazón


Los cristianos están llamados, por tanto, a escuchar con el corazón, el tiempo que sea necesario, para que la otra persona no se sienta juzgada, sino que sea libre de contar su experiencia. Con el hombre rico, Jesús no le ofreció "una solución preconcebida", sino que le escuchó con el corazón, permitiéndole hablar libremente de sí mismo. "Con sinceridad en este itinerario sinodal, preguntémonos: ¿cómo estamos con la escucha?" es la pregunta del Papa Francisco. Hacer el Sínodo es, de hecho, seguir las huellas de Jesús:


Es descubrir con asombro que el Espíritu Santo sopla de manera siempre sorprendente, para sugerir nuevos caminos y lenguajes. Es un ejercicio lento, tal vez agotador, aprender a escucharse -obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, todos, todos los bautizados- evitando respuestas artificiales y superficiales, respuestas prefabricadas: no. El Espíritu nos pide que escuchemos las preguntas, las angustias, las esperanzas de cada Iglesia, de cada pueblo y nación. Y también para escuchar al mundo, a los retos y cambios que nos plantea. No insonoricemos nuestros corazones, no nos dejemos cegar por nuestras certezas. Las certezas a menudo nos cierran.


Un camino de discernimiento espiritual


En el diálogo con el rico, Jesús le ayuda a discernir. Intuye que es un hombre bueno que practica los mandamientos, pero quiere llevarle más allá de la observancia de los preceptos, haciéndole comprender a qué está realmente apegado su corazón, "para descubrir entonces que su bien no es añadir otros actos religiosos, sino, por el contrario, vaciarse: vender lo que ocupa su corazón para hacer sitio a Dios". Una indicación preciosa, señala el Papa. El Sínodo, de hecho, es "un camino de discernimiento espiritual, de discernimiento eclesial, que se hace en la adoración, en la oración, en el contacto con la Palabra de Dios".


Finalmente, un grupo de 25 personas que representaban a todo el pueblo de Dios y a los diferentes continentes se acercó al altar de la confesión. El grupo está formado por un discapacitado visual y su acompañante; dos religiosos, dos jóvenes de la pastoral juvenil, una familia congoleña con sus dos hijos que viven en Roma; un diácono permanente con su mujer y sus dos hijos, un joven de la comunidad rumana de rito latino y otro de la comunidad india siromalabar, un capellán libanés maronita, una pareja de novios y otras dos parejas, un joven sacerdote.


Fuente: Vatican News

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