San Nemetala: novena
- Parroquia Maronita de San Chárbel
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San Ne'metala fue el montje maestro de san Chárbel Majluf. El dÃa 14 de diciembre de cada año se celebra su memoria liturgia. Se presenta en esta publicación su Novena, para acudir a su intercesión ante Dios nuestro Señor.

Novena
SAN NE'METALA EL-HARDINI, MONJE Y SACERDOTE MARONITA (1808-1858)
Primer dÃa
Con san Ne'metala, imploramos a Dios Padre
Oh Padre Santo, que estás en el cielo, tú nos has llamado de la obscuridad de la nada a la luz de la existencia, nos ayudas cada dÃa a realizar nuestra vida, cada uno en sus circunstancias particulares, y has llamado a san Ne'metala a abrazar los consejos evangélicos en los votos de la vida monástica: obediencia, castidad y pobreza. Él ha respondido a tu llamada con alegrÃa, determinación y constancia. ConfÃrmanos en la fe en ti y en nuestra lucha por hacer tu voluntad, para que podamos cumplir con nuestras obligaciones diarias con diligencia, alegrÃa y fidelidad. Te pedimos, por intercesión de san Ne'metala, la gracia de (…), para que cada dÃa nos comprometamos más con nuestra vida cristiana y sigamos sus pasos en nuestra vocación a la santidad, santificando tu nombre y alabando tu gloria y la de tu Hijo Unigénito, nuestro Señor Jesucristo, y la de tu EspÃritu Santo, ahora y por todos lo siglos. AmÃn.
(Padre nuestro, Avemaria, Gloria)
Segundo dÃa
Con san Ne'metala, oramos a nuestro Señor Jesucristo
Oh Hijo Único y amado del Padre, Señor nuestro Jesucristo, tu encarnación, tu vida, tu muerte y tu resurrección muestran al hombre perfecto y al maestro divino. Tú enseñaste a tus discÃpulos, a quienes elegiste y acercaste a ti para hacerlos tuyos, les revelaste tus misterios y los enviaste a predicar tu palabra a todos los pueblos. Después de ellos, llamaste a predicadores, sacerdotes, monjes y maestros santos, y, entre ellos, elegiste para ti a san Ne'metala, quien continuó con el servicio de la enseñanza, esforzándose al máximo por comprender y vivir tu Santo Evangelio y celebrar tus Santos Misterios siguiendo con seriedad tus pasos junto a sus discÃpulos y hermanos en el conocimiento y la santidad. IlumÃnanos con las enseñanzas de tu Evangelio e ilumina nuestras mentes con el verdadero conocimiento, para que crezcamos cada dÃa en la fe, en la esperanza y en el amor, buscándote en todo a ti, nuestro único fin, sin desviarnos de ti. Por su intercesión, te pedimos la gracia (…) para que aumentemos nuestro conocimiento y sabidurÃa, y demos un testimonio puro de ti ante todos nuestros hermanos en el ejercicio de todas nuestras obras humanitarias, preservando los derechos y la dignidad de cada persona. Nos postramos humildemente ante ti, ante tu Padre y ante tu EspÃritu Santo, ahora y por todos lo siglos. AmÃn.
(Padre nuestro, Avemaria, Gloria)
Tercer dÃa
Con san Ne'metala, imploramos al EspÃritu Santo
Oh EspÃritu Santo de Dios, que das vida, consuelo y ayuda. Tú llenaste a los apóstoles con tus siete dones: sabidurÃa, ciencia, entendimiento, consejo, fortaleza, piedad y temor de Dios, y los transformaste de personas ignorantes e ingenuas en sabios capaces de dar testimonio de la verdad del Evangelio. Tú has llenado el corazón de san Ne'metala, has guiado sus pasos por el camino de la perfección y lo has establecido como administrador general de su orden monástica, responsable de su formación y testimonio para ellos. Por el ejemplo de tu santo monje, guÃa nuestros pasos y haz que superemos los tropiezos y nos arrepintamos de nuestras faltas diarias, y fortalece en nosotros el ánimo y el valor, para que seamos una lámpara encendida y la gente vea tu luz y te glorifique y te dé gracias. Por intercesión de san Ne'metala, te pedimos la gracia (…) para que nos inspires en cada propósito y obra que realicemos, corrigiendo el error y manteniendo la amistad y el amor, derramando ante ti los secretos de nuestros corazones, para que nos purifiques y nos enriquezcas con tus dones divinos. Te damos gloria y acción de gracias a ti, al Padre que te envió a nosotros, y al Hijo que completa en nosotros la obra de salvación para redimirnos, ahora y por todos lo siglos. AmÃn.
(Padre nuestro, Avemaria, Gloria)
Cuarto dÃa
Con san Ne'metala, imploramos a la Virgen MarÃa, Madre de Dios
Oh Santa Virgen MarÃa, Madre de Dios, tú acogiste el anuncio del ángel Gabriel y el Santo Hijo de Dios se encarnó en ti, le consagraste toda tu vida como madre y sierva fiel, fuiste la persona más cercana a él en su vida, muerte y resurrección, y te convertiste en la primera creyente en él, dando ejemplo con tu presencia en el corazón de la primera comunidad apostólica. El corazón de san Ne’metala se llenó de la gracia de Dios con un inmenso amor filial por ti, cuando pronunciaba tu nombre bendito, «MarÃa», incesantemente en sus labios, alabándote dÃa y noche, por ser tú la Madre de Dios. Te prometemos, oh Madre nuestra, honrar tus fiestas, saludarte con la paz angelical, rezar tu rosario, saborear la dulzura de vivir en tu protección y meditar en tu belleza. Por tu intercesión y la de san Ne’metala, le pedimos a la SantÃsima Trinidad que nos conceda lo que invocamos a tu Hijo (…), para que siempre hagamos nuestras las gracias de ser tus hijos, y asÃ, ser dignos de verlo en el reino de los cielos, para que alabemos al Padre que te eligió, al Hijo que se encarnó en tu vientre virginal y al EspÃritu Santo que te santificó, ahora y por todos lo siglos. AmÃn.
(Padre nuestro, Avemaria, Gloria)
Quinto dÃa
Con san Ne'metala, el monje orante
Oh bendito san Ne'metala, monje orante, creciste en el espÃritu de la adoración y la oración en tu hogar paterno, y lo continuaste en tu vida monástica en el monasterio, velando las noches ante Cristo EucarÃstico presente en la Sagrada Comunión; te preparabas en silencio orante para ofrecer el sacrificio divino con gran disposición, lo celebrabas con amor ardiente, con piedad sincera y con devoción profunda, y luego te postrabas agradecido y jubiloso. Asà como tú, concédenos amar la oración, individualmente y en comunidad, para que elevemos nuestros cuerpos débiles, limpiemos nuestros pecados con la penitencia y nos liberemos del apego a lo mundano, aumentando asà nuestro deseo de amar a Jesucristo, nuestro Señor. PÃdele por nosotros la gracia (…) y enséñanos a comprometernos a seguir el camino que conduce a la santidad, para que glorifiquemos contigo a Dios nuestro Padre, a Jesucristo nuestro Señor y al EspÃritu Santo nuestro vivificador, ahora y por todos lo siglos. AmÃn.
(Padre nuestro, Avemaria, Gloria)
Sexto dÃa
Con san Ne'metala, el monje trabajador
Oh bendito san Ne'metala, ejemplo de monje trabajador. Tú has unido la oración al trabajo, has labrado la tierra, has ejercido el oficio de sastre, has encuadernado libros y has realizado todas las tareas monásticas con amor, pobreza, humildad y desprendimiento total, siguiendo el ejemplo de Jesús, el obrero de Nazaret, y del apóstol Pablo, el fabricante de tiendas, siguiendo los pasos de los santos padres y antepasados. A tu ejemplo, queremos trabajar con ahÃnco para cumplir con nuestros deberes hacia nuestros hijos, nuestra sociedad y nuestras comunidades, animándonos unos a otros a vivir según la moral cristiana, dedicando nuestra vida al trabajo y a la oración. PÃdele a nuestro Señor la gracia (…) para que sigamos elevando nuestra mente y nuestro corazón por encima de las trivialidades y las mezquindades de este mundo, y seamos cada vez más conscientes del espÃritu de la virtud, del dominio de nuestras obras y de su éxito a todos los niveles, para que glorifiquemos contigo a Dios Padre, Dios Hijo y Dios EspÃritu Santo, ahora y por todos lo siglos. AmÃn.
(Padre nuestro, Avemaria, Gloria)
Séptimo dÃa
Con san Ne'metala, monje maestro
Oh bendito san Ne'metala, ejemplo de maestro, enseñaste a los niños y los amaste como tu Maestro, Jesucristo, te enseñó; velaste por su formación intelectual y espiritual, y enseñaste a los jóvenes monjes la teologÃa moral, inspirándote en el espÃritu puro del Evangelio y explicándola con palabras claras y ejemplos vivos. Que Dios, nuestro Señor, no nos prive de maestros como tú, que cuidan al pueblo de Dios con el mismo cuidado con el que tú cuidaste a tus discÃpulos, entre los que se encontraba san Chárbel Majluf. Pide a tu divino Maestro la gracia (…) para que renueve en nosotros la salud, el celo y el dinamismo, y transforme lo material en espiritual y la debilidad en fortaleza, para que nos convirtamos en testigos de su amor y de su gran misericordia; y la presencia de nuestro Señor Jesucristo continúe en su Iglesia, una, santa, católica y apostólica, y lo glorifiquemos contigo y le demos gracias a Él, a su Padre y a su EspÃritu Santo, ahora y por todos lo siglos. AmÃn.
(Padre nuestro, Avemaria, Gloria)
Octavo dÃa
Con san Ne'metala, el monje responsable
Oh bendito san Ne'metala, ejemplo de monje responsable. Tú fuiste nombrado tres veces administrador general de la santa Orden Libanesa Maronita y, en nombre de Jesucristo, el Buen Pastor, fuiste ejemplo humilde de responsabilidad, y fuiste un monje sacrificado, estricto contigo mismo, pero muy compasivo con tus hermanos; fuiste obediente, casto y pobre en todo. A tu ejemplo, haz que cumplamos con todas nuestras responsabilidades. El cuerpo en nosotros es débil, pero el espÃritu es fuerte en Dios, que nos fortalece. Pide por nosotros, intercediendo ante nuestro amado Salvador, para obtener la gracia (…), y enséñanos a descubrir, con espÃritu de responsabilidad, el secreto de escuchar las inspiraciones del EspÃritu para preservar los valores y las virtudes cristianos en un mundo que tiende a la indiferencia, para que Jesucristo siga siendo para nosotros el camino, la verdad y la vida. Alabado y glorificado sea Él, su Padre y su EspÃritu Santo, ahora y por todos lo siglos. AmÃn.
(Padre nuestro, Avemaria, Gloria)
Noveno dÃa
Con san Ne’metala, el apóstol
Oh bendito san Ne'metala, ejemplo de monje apóstol. Tú desempeñaste algunos servicios sacerdotales en las parroquias vecinas al monasterio y fuiste para ellas un ejemplo de apóstol celoso; atraÃas a los fieles al culto y a la oración con tus dulces palabra y con el testimonio de tu vida angelical y de tu unión permanente con Dios, hasta el punto de que te apodaron «el santo del Monasterio de Kfifan». A tu semejanza, queremos volver a nuestro esplendor original para ser testigos auténticos con nuestras prácticas cotidianas y nuestras relaciones familiares y sociales. Pide por nosotros al gran Sumo Sacerdote de nuestra confesión, nuestro Señor Jesucristo, la gracia (…) para que podamos superar las pruebas y las tribulaciones, y convirtamos el ruido en nuestro interior en silencio, la confusión de nuestros ojos en paz, la injusticia de nuestras lenguas en ternura, la desviación de nuestros pensamientos en rectitud y las malas palabras y chismes de nuestras bocas en decencia y prudencia, y que se glorifique en nosotros, como se glorificó en ti, a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios EspÃritu Santo, ahora y por todos lo siglos. AmÃn.
(Padre nuestro, Avemaria, Gloria)
Fuente: maronitas.org






