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Discerniendo los signos de los tiempos: «Para que se perfeccionen como uno solo»


#maronita

Concilio Vaticano II

Decreto sobre el ecumenismo, «Unitatis redintegratio» (trad. Libreria Vaticana editrice)


Hoy, en muchas partes del mundo, bajo la gracia inspiradora del Espíritu Santo, se están haciendo muchos esfuerzos en oración, palabra y acción para alcanzar esa plenitud de unidad que Jesucristo desea. El Sagrado Concilio exhorta a todos los fieles católicos a reconocer los signos de los tiempos y a participar activa e inteligentemente en la obra del ecumenismo.


El término "movimiento ecuménico" indica las iniciativas y actividades planificadas y emprendidas, según las diversas necesidades de la Iglesia y según las oportunidades que se ofrecen, para promover la unidad de los cristianos. Estos son: primero, todo esfuerzo por evitar expresiones, juicios y acciones que no representen con verdad y equidad la condición de nuestros hermanos separados y que, por lo tanto, dificulten las relaciones mutuas con ellos; luego, el "diálogo" entre expertos competentes de diferentes Iglesias y comunidades. En estos encuentros, organizados con espíritu religioso, cada uno explica con mayor profundidad la enseñanza de su Comunión y pone de relieve con claridad sus rasgos distintivos. En tal diálogo, todos obtienen un conocimiento más verdadero y una apreciación más justa de la enseñanza y la vida religiosa de ambas Comuniones. Además, se prepara el camino para la cooperación entre ellos en los deberes para el bien común de la humanidad que exige toda conciencia cristiana; y dondequiera que esto esté permitido, hay oración en común. Finalmente, todos son llevados a examinar su propia fidelidad a la voluntad de Cristo para la Iglesia y, en consecuencia, a emprender con vigor la tarea de renovación y reforma.


Cuando tales acciones son emprendidas con prudencia y paciencia por los fieles católicos, con la atenta guía de sus obispos, promueven la justicia y la verdad, la concordia y la colaboración, así como el espíritu de amor fraternal y de unidad. De esta manera, cuando los obstáculos a la perfecta comunión eclesiástica hayan sido superados gradualmente, todos los cristianos serán finalmente reunidos, en una celebración común de la Eucaristía, en la unidad de la única Iglesia.

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