Santa Teresa de Calcuta (1910-1997)
fundador de las Hermanas Misioneras de la Caridad
Algo hermoso para Dios (rev.)
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el mandamiento del gran Dios, y él no puede ordenar lo imposible. El amor es un fruto de temporada en todo momento y al alcance de todas las manos. Cualquiera puede recogerlo y no se establece ningún límite. Todos pueden alcanzar este amor a través de la meditación, espíritu de oración y sacrificio, por una intensa vida interior...
Si no hay límites es porque Dios es amor (1Jn 4, 8) y el amor es Dios. Lo que nos une a Dios es verdaderamente una relación de amor. Y como el amor de Dios es infinito, participar en él es amar y dar hasta el cansancio. Por eso no se trata tanto de lo que hacemos como del amor que le ponemos, el amor que le ponemos a lo que damos. Esa es también la razón por la que las personas que no saben dar ni recibir amor son las más pobres de los pobres, por grande que sea su riqueza.
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