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“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo”


#maronitas
Icono Las tentaciones de Jesús

San Ambrosio (c.340-397)

Obispo de Milán y Doctor de la Iglesia

Comentario a San Lucas, IV, 7-12


Debéis recordar cómo el primer Adán fue arrojado del Paraíso al desierto, si queréis prestar atención al modo en que el segundo Adán (1Cor 15,45) vuelve del desierto al paraíso. Fíjense, pues, cómo se desató el primer castigo de la misma manera que se había anudado, y cómo se restablecieron las bendiciones divinas en la misma línea que las anteriores. Adán sale de la tierra virgen, Cristo sale de una Virgen; el primero fue hecho a imagen de Dios, el segundo es la misma imagen de Dios (Col 1,15); el primero fue puesto por encima de todas las bestias irracionales, el segundo por encima de toda criatura viviente. La necedad vino a través de una mujer, la sabiduría a través de una Virgen; la muerte vino de un árbol, la vida de la cruz. El uno, estando despojado de la ropa espiritual, tejió una prenda de hojas de un árbol; el otro, despojado de las ropas de este mundo, ya no busca el vestido material (Jn 19,23). Adán fue arrojado al desierto; Cristo sale del desierto, porque sabía perfectamente dónde encontraría al condenado, al que conduciría de nuevo al paraíso, libre de sus pecados... Pues ¿cómo, sin un guía, podría el que se había extraviado en ¿Paraíso por falta de guía, redescubrir en el desierto el camino perdido? Las tentaciones son numerosas allí, la lucha por la virtud es difícil y los pasos en falso hacia el error son fáciles... Sigamos, pues, a Cristo, como está escrito: “Al Señor vuestro Dios seguiréis, aferrándose sólo a él” (Dt 13). ,5)... Sigamos sus pasos y podremos volver al paraíso desde el desierto.

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