Por: Myriam El Zinati de maronitas.org
Si tuvieran fe como un granito de mostaza, le dirían a este monte: "quítate de ahí y ponte más allá, y el monte obedecería, y nada le sería imposible" (Mt 17, 20)
En un mundo en el que abundan las calamidades y las enfermedades, un mundo dominado por las guerras, la fe sigue siendo el arma más poderosa contra todo mal; Cuántos enfermos han buscado refugio en el seno de Dios, pidiéndole la bendición de la curación, confiados en su capacidad para sanar la herida de la enfermedad y sanar las lágrimas del dolor.
Cuántas curaciones se han registrado por intercesión de los santos que se alistaron para escuchar el clamor de las familias que creyeron en su capacidad de interceder ante Dios para que les concediera por el bien de sus corazones y les concediera gracias sin igual.
A través de la fe, el cristiano está armado frente a toda forma de mal, el terrorismo no puede robar la esperanza del corazón del creyente, ni la desgracia puede borrar una gota de piedad que ha sido adornada por un suplicante que ha puesto su completa confianza en Dios.
Las dificultades de la vida son como las poderosas olas del mar, inquietantes y espantosas, pero basta recordar que nuestro Cristo caminó sobre esas aguas para depositar en Él nuestra confianza ciega, entregándole nuestra vida con su agridulce, comprometida ¡a una fe inquebrantable ya una esperanza que nos acerca a un Dios siempre presente para salvarnos de las calamidades más difíciles!