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"Los publicanos y las prostitutas entran antes que vosotros en el reino de Dios"


#maronitas

San Clemente de Alejandría (150- c.215)

teólogo

Homilía “¿Cómo pueden salvarse los ricos?”, 39-40 (©Friends of Henry Ashworth)



Las puertas están abiertas para todos los que sincera y de todo corazón regresan a Dios; de hecho, el Padre está muy dispuesto a recibir de nuevo a un hijo o hija verdaderamente arrepentido. El resultado del verdadero arrepentimiento, sin embargo, es que no volvéis a caer en las mismas faltas, sino que desarraigáis completamente de vuestras almas los pecados por los que os consideráis dignos de muerte. Cuando éstos hayan sido destruidos, Dios volverá a habitar en vosotros, ya que la Escritura dice que para el Padre y sus ángeles en el cielo la alegría y el gozo festivo por el regreso de un pecador arrepentido es incomparablemente grande (Lc 15, 10). Por eso el Señor gritó: “Lo que deseo es amor, no sacrificios” (Os 6,6; Mt 9, 13). “No me complazco en la muerte del impío, sino en su conversión” (Ez 33, 11). “Aunque vuestros pecados sean como la escarlata, serán emblanquecidos como la nieve; Aunque sean rojos carmesí, serán blancos como la lana” (Is 1, 18).


Aunque sólo Dios tiene poder para perdonar los pecados y cancelar las transgresiones, el Señor nos manda también a perdonar a nuestros hermanos y hermanas arrepentidos todos los días. Así que si nosotros que somos malos sabemos dar cosas buenas (Mt 7, 11), cuánto más generoso debe ser “el Padre de las misericordias” (2Cor 1, 3), el Padre bueno de toda consolación, lleno de compasión. y misericordia, y cuya naturaleza es la de ser pacientes y esperar nuestra conversión! La conversión genuina, sin embargo, significa dejar de pecar sin mirar atrás... Al arrepentirnos condenamos nuestras malas acciones pasadas y pedimos perdón al Padre, el único que en su misericordia puede deshacer lo que hemos hecho y borrar nuestros pecados pasados con el rocío de su Espíritu.

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