San Ignacio de Loyola (1491-1556)
fundador de los jesuitas
Carta del 17/11/1555
Me parece que deberías decidirte a hacer pacíficamente lo que puedas. No os preocupéis por todo lo demás, sino confiad a la divina Providencia lo que no podéis realizar por vosotros mismos. Lo que agrada a Dios es el cuidado y la atención razonables que damos para realizar bien cualquier negocio que debamos emprender por deber. Lo que no agrada a Dios es la ansiedad y la inquietud mental.
El Señor quiere que nuestras limitaciones y debilidades encuentren apoyo en su fuerza; quiere que esperemos que su bondad compense la imperfección de nuestros medios.
Quien asume numerosas responsabilidades, incluso con recta intención, debe decidirse a hacer simplemente lo que está a su alcance. Si es necesario dejar de lado ciertas cosas, armaos de paciencia y no penséis que Dios espera de nosotros lo que esperamos. No quiere que el hombre se angustie por sus limitaciones…; no hay necesidad de cansarnos excesivamente. Más aún, si nos hemos esforzado en hacer lo mejor que podemos, podemos abandonar todo lo demás a Aquel que tiene el poder de realizar lo que quiera.
Que la bondad divina se complazca siempre en comunicarnos la luz de la sabiduría para que veamos claramente y cumplamos firmemente su beneplácito, para nosotros y para los demás… para que aceptemos de su mano todo lo que nos envíe, tomando debida nota. de lo más importante: la paciencia, la humildad, la obediencia y la caridad.
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