San Anselmo (1033-1109)
monje, obispo, doctor de la Iglesia
Proslogion, 26 (trad. Sor Benedicta Ward)
Señor mío y Dios mío, gozo mío y esperanza de mi corazón, di a mi alma si este es aquel gozo del que nos hablaste por medio de tu Hijo: “Pedid y recibiréis para que vuestro gozo sea completo”. Porque he encontrado una plenitud de gozo que es más que plena. Es una alegría que llena todo el corazón, la mente y el alma, de hecho llena todo mi ser, y sin embargo, la alegría sin medida aún permanece. La totalidad de ese gozo no puede entrar en los que se regocijan, pero los que se regocijan pueden entrar totalmente en ese gozo.
Habla, Señor, a tu siervo en el fondo de su corazón, dile si es éste el gozo en que entran tus siervos cuando entran en “el gozo de su Señor” (Mt 25,21). Pero claro, ese gozo en el que se regocijarán vuestros elegidos “ojo que no vio, ni oído oyó, ni ha subido en corazón humano” (1Cor 2,9). Así que, Dios mío, te pido que que te conozca y te ame tanto que yo pueda regocijarme en ti.
Y si no puedo hacerlo plenamente en esta vida, permíteme avanzar firmemente hasta el día en que llegue a esa plenitud. Que el conocimiento de ti aumente en mí aquí y allá, que llegue a su plenitud. Haz que tu amor crezca en mí aquí, y allá se cumpla, para que aquí mi alegría sea en gran esperanza, y allí en plena realidad. Señor, nos has mandado, o más bien aconsejado, que pidamos por tu Hijo, y nos has prometido que recibiremos para que nuestro gozo sea pleno. Que todo mi ser lo desee hasta entrar en el gozo de mi Señor.
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