San Elredo de Rielvaux (1110-1167)
monje cisterciense
Amistad Espiritual, III, 115, 117
Hay algunas personas que se creen despreciadas porque no pueden ser promovidas, y que alegan que son despreciadas, si no se les encomiendan responsabilidades y oficios. Sabemos que a causa de este tipo de pensamiento ha surgido no poca discordia entre los que se tenían por amigos, de modo que el distanciamiento siguió a la indignación, y a los vituperios.
Que nadie diga que es despreciado por no ser ascendido, ya que el Señor Jesús prefirió a Pedro y no a Juan en este respecto; ni por eso disminuyó su afecto por Juan, porque le había dado a Pedro el liderazgo.
A Pedro encomendó su Iglesia; a Juan, su Madre amadísima (Jn 19, 27). A Pedro le dio las llaves de su reino (Mt 16,19); a Juan le reveló los secretos de su corazón (Jn 13, 25). Pedro, por lo tanto, fue el más exaltado; Juan, el más seguro. Aunque Pedro estaba establecido en el poder, sin embargo cuando Jesús dijo: "Uno de vosotros me va a entregar" (Jn 13, 21) tuvo miedo y tembló con los demás; pero Juan, apoyándose en el pecho de su Maestro, se hizo más audaz, y ante una inclinación de cabeza de Pedro, preguntó quién era el traidor. Pedro, por tanto, estaba expuesto a la acción, Juan estaba reservado para el amor, según las palabras de Cristo: "Así quiero que permanezca hasta que yo venga". Así Cristo nos dio el ejemplo para que nosotros pudiéramos hacer lo mismo.
Comments