En vísperas del primer aniversario de la Explosión del Puerto de Beirut, el próximo lunes 3 de agosto a las 6:30 p.m. una escultura de hierro llamada «El Gesto», la primera en su tipo, con el lema «Resurgir de las Cenizas» será inaugurada.
«El Gesto» es una nueva escultura en Beirut para honrar a las víctimas de la explosión del puerto.
Parece un gigante de acero que emerge conmocionado de los escombros del puerto de Beirut que explotó, pero la imponente escultura, hecha de acero de construcción recuperado, es en realidad una figura amistosa, que entrega lo que parece una flor a la ciudad.
Está hecha de docenas de piezas de acero dañadas, que en su día formaron parte de los hangares del puerto. El miércoles pasado los espectadores pudieron ver cómo una grúa levantaba la escultura de 25 metros de altura con un peso de 25 toneladas. Dentro de unos días, el proyecto terminado incluirá también una instalación de luz y agua, a tiempo para el día de luto nacional del Líbano, el 4 de agosto.
«El Gesto», como se ha denominado la obra, servirá de recuerdo a las víctimas de la explosión que devastó la ciudad hace hoy casi un año. También pretende ser una señal de esperanza para los supervivientes.
La escultura fue diseñada y concebida por Nadim Karam, que describe el proyecto como un esfuerzo colectivo con muchos voluntarios:
«Estamos trabajando todos juntos para decir que la vida es importante, y que estamos realmente preocupados por lo que le ocurrió a Beirut».
Veintisiete personas y organizaciones, entre ellas diseñadores, instituciones artísticas, empresas de logística y organismos del sector público, contribuyeron al proyecto como voluntarios.
«Cuando me dirigí a la gente para que participara, nadie se lo pensó dos veces antes de decir que sí», dice Karam.
Pero entre los voluntarios está el arquitecto Christian Atallah, de 32 años, al que se le encargó tomar fotografías aéreas del lugar durante el proceso de construcción, quien dijo:
«Es un proyecto muy personal para todos los que viven en el Líbano y se vieron afectados por la explosión. La explosión destruyó Beirut, su patrimonio y su tejido urbano. La escultura crea algo positivo a partir de la destrucción».
El proyecto también contó con el apoyo del Ejército Libanés, y con los permisos proporcionados por la Seguridad Interior del Líbano y la Autoridad Portuaria.
Karam es uno de los artistas más célebres del Líbano, conocido por sus proyectos e intervenciones de arte urbano. Sus obras de arte público aparecen en ciudades como Londres, Tokio y Al Ula.
Como todo, la respuesta en línea a la nueva escultura de Karam ha sido hasta ahora variada. Mientras que algunos celebraron su obra en las redes sociales, otros la criticaron.
Mazen Chehab, un director creativo de Beirut, se mostró en desacuerdo con el momento de la escultura y comentó:
«Es un "gesto" vergonzoso. No se debe hacer nada con el puerto hasta que los responsables de la explosión sean sancionados duramente».
Otros pidieron más transparencia sobre la estructura de encargo del proyecto y la participación de los políticos y organismos públicos libaneses, como lo expresó el comentario de Nathalie El Mir:
«La institución pública ya no tiene dinero para imprimir papeles oficiales. ¿Cómo han apoyado esta gran iniciativa épica? [...] ¿Podemos saber su participación?».
El activista Bachar Al Halabi acusó a Karam de complicidad con los políticos libaneses, a los que muchos creen que hay que culpar por no haber hecho nada para evitar la explosión, y con dureza afirmó que:
«La instalación requirió el consentimiento de "los propios criminales/perpetradores de la explosión».
En un comunicado publicado el jueves, el equipo escribió que:
«La obra se ha realizado sin la participación del gobierno libanés (...) la única intención que hay detrás es reconocer nuestra tragedia, nuestra pérdida, nuestra tristeza y nuestra ira».
Otros cuestionaron la originalidad de la idea, ya que el año pasado el artista libanés Hayat Nazer creó la escultura conmemorativa de una mujer sosteniendo una antorcha, utilizando escombros y cristales rotos de la explosión.
Mientras que otros objetaron la estética brutal y desgastada de la escultura:
«Esta cosa se está colocando en el puerto, ¡oh Dios!».
Atallah, un voluntario, se mostró molesto por los comentarios y cree que las críticas son erróneas:
«La escultura no pretende traer de vuelta a las víctimas de este crimen, ni sustituir la tan esperada justicia; es un "gesto", como su nombre lo indica».
Los aplausos y críticas a esta escultura reflejan el hecho de cómo está la situación de inmunidad, falta de gobierno, corrupción e injusticia que sumerge al Líbano en una profunda desgracia.