La Diócesis Maronita de Tiro es una de las iglesias más antiguas de la cristiandad. Hoy, 24 de julio, venera a una de sus más queridas santas: Santa Cristina
«Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6, 68)
Los detalles de la vida de Santa Cristina varían según el relato de su vida que se lea. Sin embargo, el texto central de estos relatos es el mismo. Se nos dice que nació en la ciudad costera de Tiro (en el actual Líbano) en el siglo III.
No se menciona a su madre ni a sus hermanos, sino que su padre, Urbano, es el protagonista de sus primeros años de vida. Un hombre rico que trató de proteger a su hija de cualquier conocimiento del cristianismo, utilizó sus amplios medios para hacer construir una enorme torre, y Santa Cristina fue "criada dentro de los confines de la torre, sin restringir sus actividades, pero asegurándose de que nunca pudiera encontrarse con un cristiano o siquiera oír hablar del cristianismo.
Aunque tuvo la mejor educación posible en estas circunstancias y no le faltó nada material, pronto se cansó de la torre. Su único consuelo eran los paseos por la terraza de la torre, que le permitían contemplar las maravillas de la creación y sus comienzos. Dios, en su gran misericordia, viendo su anhelo por la verdad, le envió a su ángel (...) y la instruyó plenamente en las cosas de Dios.
Celosa de su nueva fe, vendió todo lo que tenía y lo dio a los pobres, y comenzó a evangelizar a los paganos que la rodeaban. Sufrió muchas torturas a causa de su fe, incluso le cortaron los pechos y la lengua. Según su vida, cuando le cortaron la lengua se la tiró a la cara al gobernador y éste quedó ciego al instante. Cuando finalmente murió en el año 234, fue enterrada en una capilla erigida por un tío en su memoria.
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