Por: Myriam El Zinati de maronitas.org
Ella sufrió con alegría y esperanza, llevó con piedad la cruz de Cristo y recorrió su camino al cielo, es Santa Rafka, la apóstol del dolor, de la redención y de la alegría.
En un escondido pueblo libanés llamado Himlaya, nació la pequeña Boutrossieh (Petra, femenino de Pedro), como el capullo de un santo, por lo que el Líbano creció en gracia y se perfumó con el aroma de la santidad que emanaba de una monja que llevaba el nombre de Rafka, que compartió el dolor de Cristo, por lo que merecía el cielo.
Rafka perdió a su madre, la huérfana vivió con paciencia, tomando a María como madre, por lo que vivió feliz bajo las alas de la Virgen, que llenó el vacío causado por la ausencia de su madre, y ungió las llagas de la santa con toques celestiales.
Rafka estaba recluida en el monasterio de San Simeón Al-Qarn - Aitou, amaba a Cristo con todo su corazón, el primer domingo de octubre de 1885 entró en la iglesia del monasterio y se puso a rezar pidiendo al Señor Jesús compartir su sufrimiento, entonces Dios respondió a su plegaria de inmediato, y comenzó el camino de su dolor, por lo que llevó la cruz con fe y amor, llamando a cada cristiano a llevar su cruz con alegría, esperanza y piedad.
"Amiga de la Cruz" y "Apóstol de los sufrimientos", "Verdadera discípula de Cristo y compañera del Redentor en sus sufrimientos", se convirtió en patrona de los que sufren enfermedades visuales y enfermedades reumáticas, cantando con ella en todo momento: "Tu voluntad sea hecho"; Oremos hoy, en la fiesta de su nacimiento, para obtener su fuerza en el tiempo de la prueba, y tomar nuestra cruz con la esperanza de alcanzar eternamente el trono del cielo.