San Basilio (c.330-379)
monje y obispo de Cesarea de Capadocia, Doctor de la Iglesia
Homilía sobre el nacimiento de Cristo
“Los magos se llenaron de alegría al ver la estrella” (Mt 2,10). Acojamos también nosotros hoy en nuestro corazón esta gran alegría, la alegría que los ángeles anunciaron a los pastores. Adoremos con los magos, alegrémonos con los pastores, cantemos con los ángeles: “Hoy nos ha nacido un salvador que es Cristo el Señor; el Señor Dios se nos ha aparecido”.
Esta fiesta es celebrada en común por toda la creación: las estrellas atraviesan los cielos, los magos llegan de tierras extranjeras, la tierra lo recibe en una cueva. No hay nada que no sume a esta fiesta, nada que no venga a ella con las manos llenas. Entonemos también nosotros un canto de alegría; celebremos la salvación del mundo, el día del nacimiento de la humanidad. Hoy queda abolido el castigo que hirió a Adán. Que nadie diga más: "Basura eres ya la suciedad volverás" (Gn 3,19), sino: "Unidos a aquel que desciende del cielo, serás elevado al cielo". . .
“Un niño nos ha nacido, un hijo nos es dado; su dominio es vasto” (Is 9,5.6). ¡Qué abismo de bondad y de amor por la humanidad! Así que únete a los que reciben a su Señor que desciende del cielo con alegría y que adoran al Gran Dios en este pequeño niño. El poder de Dios se manifiesta en este cuerpo como luz a través de una ventana y brilla sobre los ojos de los limpios de corazón (Mt 5,8). Así, junto con ellos, podremos “mirar a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor y ser transformados de gloria en gloria” (cf. 2Cor 3,18) por la gracia de nuestro Señor Jesucristo y su amor por nosotros.